sábado, 17 de abril de 2010

Solo el adiós o el perdón nos libera (el pesar de la eternidad, II)


Era de nuevo de noche, de nuevo las nubes oscurecían la penumbra que crecía mas allá de esa ventana de traslucido vidrio, fino y delicado; en la tenebrosa estancia la dama se revolvía de un lado a otro de la cama, se arremolinaba nerviosa en sueños, y tan solo el crepitar de los truenos parecía acompasar aquel frenético movimiento en sueños. Al otro lado del vidrio unos fríos y pálidos dedos se posan, deformando la yema en la superficie, el rostro se asoma poco a poco y el mirón muestra sus ojos que se quedan fijos en esa muchacha. “no te puedo tocar, no te puedo ver pero me encontraras” pensaba asomando una siniestra mirada acompañada de una sonrisa que con el fulgor de un relámpago podría confundirse con la de la misma Parca.


Aquel tétrico rostro asomo una sonrisa que parecía una mueca retorcida de felicidad, deformada por la desesperación y la sed que sentía en esa fría noche. Frío era lo que sentía el hasta los huesos, pero aquella nerviosa y durmiente muchacha sentía el infierno y su calor desgarrándola. Aun permanecían aquellos recuerdos que le mostró ese caballero tan extraño, ocultos poderes y desgracias acompañan a personajes como él pensaba esa muchacha, y ahora dormida recordaba lo que él había desenterrado. Podía sentir el calor de las llamas lamiendo su carne, quemándola, evaporando su esperanza a la vez que la carne la ahumaba cada vez mas. Solo una lagrima se salvo de ese calor inhumano de las llamas y de la muchedumbre, resbalando por su mejilla hasta caer a las llamas a la vez que el cuerpo era consumido por fin. El fin del dolor, fue un alivio para ella. Pudo observar como se elevaba de entre la furiosa jauría de creyentes y campesinos furiosos, clamando por mas “brujas”. Entonces, despertó ella sobrecogida por lo vivido, descubriendo a su espía pegado en aquella ventana. Pero ese ser era poderosa, y según dio un sobresalto al coincidir sus miradas ella se quedo en trance, sumida por un extraño hechizo manteniendo solo su mirada en la dama consiguió que conciliara el sueño. Un extraño sueño en el que ella misma leía un relato lírico, un poema que le llego de correspondencia desconocida.


En la eterna lejanía, sonando como una triste letanía

Solo también quizás con el pesar; compañía de tantas lagrimas que guardar

Titubeando si hice bien o mal, maldigo momentos pasados de dolor

Oscurece alrededor aunque hace tiempo que lo hizo mi corazón.


No temas, no pasara nada

O quizás temes el que no pasará?


Equivocado estaba al confiar en tus palabras

Solo pido de nuevo ese veneno que me embalaga.


Entiendo ahora ese dolor, ese rencor,

Lamentos que ahora se escuchan en esta habitación


Fracasos que no pude evitar, una conciencia que no puedo olvidar

Incrédulas palabras que nunca se escaparan de estos labios en la eternidad

Nada de lo que haga te devolverá

Adiós digo pues...

Lamento lo que hicimos, como tuvo que acabar... pero...

3 comentarios:

  1. "No temas, no pasará nada ¿o quizás temes el que no pasará?" tal vez falle en mi interpretación, pero ¿a qué es a lo que hay que temer realmente? ¿al dolor, al sufrimiento, a la muerte...? si se sienten es señal, al menos, de seguir vivo, de que no te ha matado la desidia de alrededor. Su narración avanza como si una pintura cobrara vida. Consigue que todos los sentidos del lector se mantengan alerta y que dirija una mirada inquieta hacia su ventana. ^^

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  2. Digamos que en la anterior historia la persona en cuestión rechaza al personaje... por miedo? por qué quizá su corazón que pertenecía en la vida pasada ya no le pertenece a ese ser? no lo he llegado a pensar realmente... pero me surgió así. Me alegra saber que le ha gustado. Ah… la última frase está oculta… en el principio de cada verso :D

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  3. Me temo que ese tipo de decisiones nunca se sabe por qué se toman. Creo que era Nabokov el que decía que la literatura surge de imágenes y no de ideas, tal vez tuviera razón. Desde luego, en mi opinión, un final abierto es lo mejor que se puede hacer.

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