jueves, 30 de septiembre de 2010

Solo soy



Solo soy un loco más que intenta aplacar las pesadillas que en mi mente siempre rondaran

Solo soy un melómano de melodías oscuras que aplacan esta vida tan canalla y dura

Solo soy el solitario que me dejo embarcar por la música del lugar

Solo soy alguien que en la calle ignora a la gente, mirando con un ojo al pasado y con el otro el presente

Solo soy un antisocial que con las líneas que escribe los sentimientos trata de exteriorizar

Solo soy una triste criatura, un muñeco desecho, alguien que simplemente vive por despecho

Solo soy aquel que trata de pretender huir de la realidad tan cruel

Solo soy un quijote, cuyos amigos son libros ya que estos no me vienen con reproches

Solo soy un cruel ser, como Carmilla Karstein, como Drácula, como el vampiro de Polidori... solo soy Lambach Ruthven

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Alfabeto de palabras para un ser como yo


Angustia

Bastardo

Coraza

Desidia

Estima

Fortaleza

Gozo

Hielo

Inocencia

Justicia

Kantiano

Lúgubre

Mediocre

Nada

Ñangotado

Odio

Placer

Quemado

Rencor

Solo

Trastornado

Único

Violencia

Whiskey

Xenomorfo

Yacer

Zafio

sábado, 25 de septiembre de 2010

No seremos felices ni comeremos perdices?


Mi casa es un cementerio lleno de muertos

Hacemos orgias entre las lapidas y los nichos

Y es que como decía aquel famoso dicho

Pongámonos a “vivir del cuento”


Que no se sabe lo que durara la canción

Que el corazón un día se puede detener

Mejor entonces a poder ser

Cuando termine de meter que me dé el infarto traidor


No seremos felices ni comeremos perdices

En su lugar me comen el rabo ratas y gusanos

No quiero que cuenten mi vida jodidos escribas

Prefiero que dejen en mi tumba una botella de chivas

No lloran mi muerte ni mi maldita suerte

Celebran aquelarres una diabólica hueste


Brujas y zombies fornican entre ellos

Mejor que estúpidos rezos prefiero un polvo bello

Que cenizas somos y cenizas nos convertiremos

De penita no lloraran, en su lugar hacen una fiesta bacanal


En mi ataúd dejo pasar a cualquier víbora

Pérfida zorra traidora hace uso de mi polla

El olor a azufre me arrolla cuando el oscuro aparece

Porque ducharse no le apetece al diablo

Me responde cuando de su peste le hablo


No seremos felices ni comeremos perdices

En su lugar me comen el rabo ratas y gusanos

No quiero que cuenten mi vida jodidos escribas

Prefiero que dejen en mi tumba una botella de chibas

No lloran mi muerte ni mi maldita suerte

Celebran aquelarres una diabólica hueste


Mi espectro sonríe complacido al poder ver

Las puñaladas que al sacrificio acaban de meter

Me baño con su sangre enormemente complacido

Año tras año disfruto de este destino tan macabramente retorcido


Hacen la ouija para preguntarme todas sus dudas

Y les digo que disfruten follando en esta vida tan dura

Llevándome por esta codicia tan oscura

Pervierto a las novicias que me quieren exorcizar

Para que con un crucifijo se empiece a masturbar!


No seremos felices ni comeremos perdices

En su lugar me comen el rabo ratas y gusanos

No quiero que cuenten mi vida jodidos escribas

Prefiero que dejen en mi tumba una botella de chibas

No lloran mi muerte ni mi maldita suerte

Celebran aquelarres una diabólica hueste



Los insultos de antaño son graciosos, puedes llamar a la gente gaznápiro, sotreta, chirusa, paparulo, babieca... que no sabrán lo que les estás diciendo realmente.


Y ahí van más:

tarúpido, zanguango, pusilánime, mequetrefe, pelafustán, cercopiteco, filibustero, cantamañanas, ababol, cenutrio, zopenco, chisgarabís (chiquilicuatro), finústico, camastrón, camandulero, zorrocloco, gurrumino, pisaverde, estafermo, mandilón.


En serio, estás palabras no tienen precio... por si dudan de que realmente existan pueden buscar su significado en la página web de la RAE, pasaran un rato divertido al comprobar el significado de todos estos términos.

viernes, 24 de septiembre de 2010

un poco de humor viene bien

Dios que buena la imagen xDDDDDD

Mi chica


Mi chica no es algo nada normal

Por lo siguiente que voy a contar

Mi chica es una zombie asesina

Me la pone dura aunque vaya puesto de morfina


Con su mirada clavada en mí

Es hora de sentir gusto y de sufrir

Mi chica es una vampiresa

Con un solo roce ya me la pone tiesa


En la disco cuando se pone a bailar

Todo el mundo con la mirada se la empieza a tirar

Mi chica es un ente espectral

Las erecciones que logra no es algo normal


Esta tía me va a matar

Siempre me secuestra para fornicar

Mi chica es una loba

Al follar siempre destrozamos la alcoba


Y ahora sufro delirium tremens

Esta tía me va a dejar sin semen

Mi chica es una diablesa

Al violarme sobre la mesa


Me tiene atado en la cocina

A polvos me va a matar la cochina

Mi chica es una bruja

Me mete mano y me la estruja


Ay ay ay ay ay ay mi chiiiica

jueves, 23 de septiembre de 2010

se me acabaron las pilas (no aguanto más)


(Escuchar con la siguiente canción)

Siento que hoy el mundo me ha derrotado

Estoy hundido, tocado… no puedo soportar más

Demasiadas horas en soledad, doy bienvenida a la muerte

Hazme de tu hueste, suplico al ángel caído

Que esta existencia nada bueno me ha traído


No aguanto más, un veneno no estaría nada mal

Un balazo en la sien, una puñalada en el corazón

Para librarme de una existencia carente de razón

Soy un ser que aquí no puede encajar


Miro al cielo y empiezo a desear poder ser abducido

Al pensar en todo a lo que me he reducido

Necesito tenerte dulce esperanza

Pero a la vez busco una venganza contra el planeta

Una prueba más de que me estoy volviendo chaveta


No aguanto más, vuelo atrapado en una eterna tempestad

Sentimientos de amor mezclados con tristeza y pena

Dime entonces nena, fue lo nuestro real?

Ahora empiezo a dudar, quizá no lo pueda soportar


Puede que no este hecho para vivir en este país, en este lugar

Quisiera acabar con el problema de raíz, pero tal fortuna no caerá

Una bala, una daga, una bebida nociva para mi salud

Ser enterrado vivo en el ataúd, no habría diferencia

Ya que mi demencia acaba de ganar


No aguanto más, anhelando la salida de un cobarde

Pero es que tras ver tu luz ahora en las tinieblas mi pecho arde

Sin miedo, sin mirar atrás, dejo todo lo que quiero

Suspirando un quedo anhelo que nunca se cumplirá


Poniendo rumbo final a esto que llamo vida

Una soga con la que poderme ahorcar, una idea suicida

Retirándome de la eterna fila de la existencia

Porque se terminó mi paciencia, porque ya no tengo más fuerzas

Que alguien mi cuello retuerza, se me acabaron las pilas

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Adoro ser un cabrón


Me gusta ser malvado, observar cómo me miran horrorizados

Me gusta ser antisocial, de todas formas contigo no iba a encajar

Adoro ser un cerdo, es obvio que no estoy cuerdo

Adoro ser un cabrón, aquel que no baila al son de tu canción


Destripar cada uno de tus comentarios

Analizar y volver en tu contra cada palabra

Contestarte con mis adoradas citas macabras

Llevar este sudario que te jode a diario


Me encanta ser descrito como un bicho raro

Me encanta ser un maldito invitado non grato

Adoro ser tu némesis, síntesis del dolor

Adoro ser un cabrón, robarte siempre la maldita razón


Comerme tu paciencia y romper tu falsa apariencia

Mostrar al mundo con cada comentario rotundo

Como das asco, poder darte un chasco

Una hostia entre los dientes y ver como lo sientes


Me corro al humillarte, es mi mejor manera de poder pasar el rato

Es un orgasmo, un puto arte el parar tu hilo, tu carro

Adoro ser un canalla, con cada mala mirada gano una batalla

Adoro ser un cabrón, digas lo que digas no cambiaré de opinión

Para mí




Sácame de esta existencia vacía cuchillo traidor, lejos a algún sitio en que pueda encajar

Librándome de la mirada del cruel creador, húndeme en un oscuro rincón

Para una marioneta que se acaba de ahorcar con sus propios hilos

Para un ser al que le gusta asesinar con el cruel filo de sus palabras

Para alguien que no encaja en esta sociedad tan canalla


Para el destripador, para el caníbal, para el asesino en serie

Para el psicópata, para el monstruo, para el ente infernal

Para el vampiro, para el enfermo en fase terminal


Ven hasta mi habitación y rescátame de este dolor

Ofréceme tu oscuro licor, lléname con tu amargo veneno

Para olvidar los gemidos, los gritos, este negro empeño

El recuerdo, los sueños, y sobre todo el amor

Para quedar absuelto de todos mis recuerdos


Para el gato, para el cuervo, para el guardián del centeno

Para ese corazón delator que escucho aun a lo lejos

Para el gusano conquistador que devora mi cuerpo


Para el destripador, para el caníbal, para el asesino en serie

Para el psicópata, para el monstruo, para el ente infernal

Para el vampiro, para el enfermo en fase terminal


Y conseguir disiparme como una sombra al amanecer

Con diabólicos planes para cambiar esta suerte

Evitando que esta vida me pueda volver a coger

Invitando a pasar a mí casa al doctor muerte

Un concepto seductor ser el autor de ese horror


Para el cristiano, para el satánico, para el ateo

Para Thanatos, para su hermano Morfeo

Para el que opine que el destino pinta muy feo


Para el destripador, para el caníbal, para el asesino en serie

Para el psicópata, para el monstruo, para el ente infernal

Para el vampiro, para el enfermo en fase terminal


Pero sobre todo… para miiiiiiiiiiiiiiiiiiiiií

martes, 21 de septiembre de 2010

Detroit nocturna III



DETROIT, 28 de diciembre del 2009. Barrio de Sherwood Forest

El barrio de Sherwood forest, donde las idas y venidas de coches hace tiempo se detuvieron gracias a la caída del lucero y la llegada de sus habitantes a sus respectivos y queridos hogares. No obstante en el aire de aquel lugar se respiraba una inusual atmosfera de sangre, sudor y gasolina. En la calle Meadows número 332 el sonido de gritos incesantes resonaban por doquier. Las llamas de los bidones iluminaban el abandonado sitio. Las polvorientas paredes reflejaban las sombras de un par de docenas de persona que clamaban por más sangre, que perdían la esperanza junto al dinero que apostaron al peculiar corredor de apuestas, mientras en el centro del espectáculo un… hombre? (y es que las apariencias engañan querido lector) iba sacudiendo con poderosos puñetazos a un rudo sin techo que antaño hubiera conocido mejores días debido al aspecto de su rostro y cuerpo. La masa de este se elevaba al recibir cada nuevo golpe de los puños del vástago que lo castigaba con cada acometida de él. Finalmente Mathew dejó ko a aquel indigente con un embate en la mandíbula del vagabundo.


Llegada la media noche sus entumecidos miembros se movían espasmódicamente, jadeaba tosía, despertaba de su letargo ,se encontraba en su escondite, en las afueras en una nave abandonada ,lejos de la mirada de curiosos, una vez aclarada las ideas ,salió de su agujero, enguanto sus manos y cogió sus pocos efectos personales a su alrededor ,las cuales fue colocando meticulosamente en los bolsillos del cinturón y chaleco .Mayormente eran Armas blancas ,que solo las usaría si fallaban sus dones ,sonreía pues si era posible esa noche no ocultaría su apariencia, tenía en su mente las palabras de aquella reunión, que venían una y otra vez como un mantra ,raudo salió del escondite rumbo al este de Detroit


Hubiera gastado algo de sangre para curarse las leves contusiones de su curtido rostro, pero eso le levantaría el apetito además de que sería un descaro el hecho de que alguien notase como una contusión o golpe desaparecía… al igual que el dinero ganado en las apuestas de aquellos idiotas que se atrevieron a dudar de su baja estatura… por mucho que le superase físicamente aquel indigente no era rival para su inhumana resistencia y destreza. --Quien es el siguiente que quiere probar mis puños? Tú?!-- Dijo señalando con la mirada a uno de los presentes del público --o tú?!?-- Añadía moviendo sus ojos para señalar de nuevo con su mirada a otro de los integrantes… no obstante la persona que acepto aquel desafío se encontraba entre las últimas filas de personal que rodeaba el improvisado ring de tierra y bidones. Este era un muchacho más bien algo escuálido a comparación de Mathew, ataviado de una chaqueta de cuero punk, unos vaqueros y botas altas; con la mirada velada por unas gafas de sol de aviador. --yo seré quien te patee el culo-- dijo con una voz que a pesar de ser suave resonó hasta los oídos del Brujah.


Empezó a deslumbrar los bidones encendidos a diestra y siniestra indicándole el camino donde nacía el clamor de las voces en aumento por las peleas, rápido identifico algunos rostros,y uso una apariencia no desagradable a los demás ,se abrió paso entre unos y otros hasta estar en primera línea


Mathew no daba crédito a las pelotas que tenía aquel muchacho, pero que co*o, mejor para el negocio… cuanta más pasta afanara de aquellos p***s mortales mejor para poder armarse en el asalto que tenían contra las manadas Sabbat que poblaban Detroit. Con suerte algún insensato apostaría a favor de el desconocido. Pues que así sea j***r, no iba a tener clemencia con el zagal. El muchacho fue abriéndose paso para adentrarse al centro del grupo dónde estaba Mathew, deshaciéndose de la chaqueta para dejarla con cierto repelús al lado de uno de los bidones que iluminaban con las llamas de manera caprichosa el sitio. La camiseta sin mangas dejaba ver un cuerpo pálido, no era de brazos robustos pero aquellos brazos tenían una musculatura marcada. El brujah se adelanto sin vacilar un instante hasta el tipo, recordándole las normas: --Si me ganas te quedas con todo el bote que llevo a mi favor chico, pero dudo de que tengas ocasión para eso jajajajajaja!-- Sin embargo ese jovial rostro no presentaba miedo alguno, una expresión cargada de escalofriante seguridad y una sonrisa fueron la única respuesta del muchacho


Mormo en esa posición privilegiada ,los asistentes se dejaban llevar ,como si vieran claro el resultado, aquel desafiante con tanta confianza empezaba a causar dudas ,en su mimentizada apariencia el Nosferatu usó sus gestos más agradables y emotivos --está cantado ese chaval le va inflar!!-- Sentencio amplificando su voz y avalando su argumento con un serio fajo de billetes en su mano alzada.


El brujah disipaba una enorme sonrisa al ver como Mormo ya había llegado al sitio, usando sus grandes dones de embaucador para dar falsas esperanzas a aquellos pobres diablos, sin embargo no podía desviar su atención del muchacho que iba a ser su contrincante. Las enormes manos de Mathew se cerraron en un tenso puño (comparables a mazas), para colocarse en posición una vez el muchacho depositó sus cien pavos al otro corredor de apuestas (un ghoul de su confianza), tras eso el chico le miró bajando el rostro para mostrar en parte una felina mirada al Brujah --Te vas a comer tus palabras, enséñame de lo que estas hecho-- Dijo mientras sin pose ni posición de combate esperaba la llegada del vástago. Aquella chulería logró que Mathew apretase sus dientes para acercarse decidido a lanzar un poderoso puñetazo en aquel aniñado rostro del cual le había provocado y por lo tanto: cabreado


El bote iba en aumento entre sus manos ,1ro fueron unos modestos billetes de 10 pavos y veinte para pasar a mayores , 50, 100 ,este iba de un lado a otro como un león enjaulado ,llamando la atención ,potenciando las apuestas ,incluso el púgil y el se dedicaron una breve mirada de complicidad para después seguir con su parte del trabajo, la pelea empezaba


Y así fue, el primer golpe cruzo la cara del muchacho. Logrando que retrocediera con cortos traspiés, pero al recuperar su equilibrio se enderezo para lamer algo de sangre que emanaba de su labio inferior… susurrando en bajo para que solo le escuchase su contrincante (Mathew) --Sto per essere facile (lo voy a tener fácil)-- Para finalmente levantar sus brazos, colocándose en posición de combate con la diestra cerrada en un puño, tapando levemente aquel castigado rostro y su izquierda cierta distancia de la diestra, no obstante levantada también pero con la única diferencia que su mano estaba abierta. El público gritaba extasiado, reclamando que empezara a golpear y dejar de recibir… para poder ellos realmente recibir su pasta apostada con los notables intereses que había en contra de que este ganase a Mathew. Las gafas habían volado hasta un lugar del escenario… seguramente destrozadas por el derechazo del Brujah, lo que permitía ver aquella penetrante mirada mejor… esos ojos marrones refulgían con orgullo a medida que ambos contendientes iban moviéndose en circulo para aproximarse y alejarse. Mathew al verse en ventaja (inconsciente de él y en donde se metía) arremetió para golpearle de nuevo en el abdomen. Pero algo le hizo perder el equilibrio, como si algo le hubiera atrapado antes de golpear su pie


A pesar del clamor de aquella turba, podían escucharse los impactos de los nudillos en los rostros de ambos, en el intercambia cuando uno y otro se llevaban a su respectivo rincón, sudor y sangre salpicaba a los espectadores, y en uno de esos momentos en que él pudo dedicarle al combate, no dio crédito...cuando lo que parecía un tentáculo hizo desequilibrar a su colega, alzo la voz en vano tratando de indicar la falta ,pero parecía que era el único espectador que advirtió aquello


El pobre brujah ante aquel percance recibió en su mandíbula un gancho que le hizo retroceder, se hubiera extrañado por el hecho de tropezar en aquel momento, pero la inhumana fuerza con la que arremetió su contrincante (obligándole a llevarse las manos hasta el lugar donde fue arremetido) hizo que su atención se extrañase por aquello. Lanzó un vistazo al muchacho y pudo ver que mientras él estaba parado en guardia la caprichosa sombra que emitían las llamas reflejaban como la sombra de este danzaba cual luchador de boxeo y se movía libremente hacía él para acercarse… El imprudente de Mathew, al desviar su mirada hacia arriba se percató que su contrincante se había acercado de nuevo a él para arremeter un potente derechazo en su abdomen mientras aquel muchacho gritaba tan extasiado como el público --lasciare raffreddare! (vamos chulo)--, castigando la guardia de Mathew con más golpes con una inusual potencia que le hizo retroceder, obligándose a pegarse contra parte de los presentes que presenciaban el combate, los cuales demostraron tan poca clemencia como su rival… empujándole para que encarase a su contrincante


De nuevo aquellos tenebrosos tentáculos aferraron los pies de Mathew mientras recibía un juego de izquierda que amagó intentar golpearle y recibir otro golpe en su costado derecho, notando en sus carnes (mejor dicho huesos) como fracturaba varías costillas. “a la m****a” pensaba mientras el brujah usaba parte de su preciada vitae para poder recobrarse de semejante castigo físico, su cuerpo era incapaz de mantenerlo derecho, por lo que encaraba a su misterioso contrincante inclinado… dejándole ver a él una mirada llena de odio e ira mientras se concentraba para poder usar su don de celeridad… “quieres bailar c****n? bailemos pues”. Era el momento de que atacara él, con inhumana velocidad caminaba hasta este para devolverle un poderoso golpe, el próximo iría cargado con más rabia además de su potencia


Era una pena perder la apuesta, era un bote considerable, ya incluso se planteaba en meterse en el fregado, aunque tal como se manejaba esa mole de carne, tranquilamente podría despachar a ambos y parte de los ahí presentes, apretaba los dientes ,impaciente pues aún Mat no había mostrado el as en la manga.


--il cucciolo è in colleeeeeraaaaaaa (el perrito se ha cabreado)-- Dijo el muchacho con cierto tono sofocado tras recibir parte de los golpes de Mathew, frotándose la perlada frente para enderezarse de nuevo y lanzar un escupitajo sanguinolento. Mathew por el contrario iba notando como la sangre le iba curando de aquellos golpes cargados de potencia que le dio el lasombra (es obvio el clan señores), apretó un instante sus puños… anhelaba poder devolverle aquel “gran gesto” a su rival. Cuándo se lanzó de nuevo al ataque con su inhumana celeridad pudo notar algo inusual… dolorosos pinchazos en sus pies. Aquel c****n había moldeado las sombras del suelo en finas púas, manipulando el ring a su ventaja. Pero su rabia le impulsaba, ignorando aquel dolor para lanzarse al ataque… castigando aquel delgado abdomen italiano con poderosos golpes que su guardia poco podía hacer por decrecer el dolor


Reía las tornas cambiaban otra vez, con energía sostenía el bote con el dinero ,calmando los ánimos y picando a los otros ,la sombra volvía a tenderle una trampa y sabía que el coraje ya no iba a ser suficiente si seguía castigando sus costillas o clavando sus pies, estos dejarían de responder ,lamentaba que él no pudiera escuchar su demanda de que acabe el combate con algo contundente, era un buen momento


Mathew no podía permitirse el privilegio de ceder espacio a esa j*****a sabandija retroceder para que le hiciera más tretas de baja calaña. Su rostro estaba desencajado por el dolor y la ira. La cristalina mirada reflejaba toda la demencia que le embarcaba la bestia al estar a punto de estallar en frenesí. Castigando con más de un golpe al lasombra, el cual tampoco se quedaba parado, devolviéndole golpes en su robusto cuerpo. Pero Mathew era más rápido gracias al don de la celeridad, cuando el muchacho daba un golpe él devolvía 3 de mayor fuerza… los presentes ignoraban lo que estaba sucediendo realmente, no eran conscientes de la matanza de dos vampiros del que eran testigos. Simplemente se dejaban llevar por su ímpetu y sed de más sangre… sed comparable a la que empezaba a notar Mathew


Por un momento así como hizo con los con la turba trató de influir en la mente del lasombra, aunque fuera un vano el esfuerzo, esa era su aportación a la causa de Mathew, el cual triplicaba los golpes que recibía, pero... aquella mole no daba signos de doblar las rodillas, mientras pensaba esto, pasaba sus manos por su rostro y suspiraba, dejando evidente emociones muy humanas.


Eso significaba desfallecimiento, no podía creerse como aquel muchacho aún aguantaba… pero el rictus deformado de su rostro daba a entender que no se encontraba tan bien como pudiera ser antes de comenzar el combate. Empezaba a sentir flaquear sus fuerzas a la par que su sangre escaseaba… cómo podía aguantar ese c****n? Pero antes de que pudiera siquiera llegar a caer que se enfrentaba con alguien más antiguo que él el puño del lasombra respondió, haciéndole caer sobre el cementado suelo, golpeando duramente con su rostro el sitio al aterrizar para acabar besándolo casi con sus labios en aquella posición. Ante aquello la muchedumbre gritaba, canalla a sabiendas de que los corredores que moraban tendrían que darles una suculenta suma de dinero si Mathew no se levantaba.


Estremeció la forma en que fue al suelo, aquel sonido contra el frio cemento, levantó exclamaciones, más él fue hacia Mat no te levantes, no te levantes, luego iremos a por él giró hacia los espectadores, verificando si se había acabado oficialmente la pelea


Fue el orgullo? Acaso la rabia provocada por el dolor? O quizá la bestia que habitaba en Mathew la que provocó aquel gesto, en el cual tras ser ayudado a levantarse por el nosferatu le apartó de un fuerte empujón que casi le hace perder el equilibrio a él mismo (y es que con las costillas rotas estos orgullosos actos pasan factura). Mathew estaba preso de sus más oscuros instintos, la cordura había abandonado la mirada del brujah que se arrastraba como podía hasta el maldito lasombra


--ya no tienes que hacer nada! que ganas de complicar todo-- Según lo decía bajaba el tono, no podía contenerlo, ese último arranque de rabia no aportaría nada pensó, el lasombra iba a sentenciarle y posiblemente el castigo terminaría con él, Mormo sin embargo trataba de estar todo lo cerca posible de Mat


El cainita estaba preparado para esa desesperada y alocada última acometida de Mathew, la rabia Brujah junto el orgullo de aquel vástago le había cegado lo suficiente como para no fijarse en nada de lo que le rodeaba… además en aquel estado tampoco razonaría mucho como para rendirse Dijo antes de que un brazo del abismo zancallidase al insensato Mathew, que cayó de bruces hasta los pies del lasombra. Este para asombro (y horror) de los presentes se colocó de cuclillas ante el brujah que escupía una sanguinolenta espuma desde la posición en la que estaba (en el suelo, boca abajo ante el lasombra) para que con un movimiento brusco y seco (además de un gracioso y quedo crujido) le girase el cuello para rompérselo. Muchos de los que gritaban exigiendo su pago enmudecieron ante aquel inhumano gesto.


Crack! Aquel sonido ,el rostro sin vida de Mat, el lasombra de mirada asesina, pagado de sí mismo tras su acto, hizo gradualmente palidecer a los presentes los cueles rápido fueron consientes de que eran testigos de un asesinato a sangre fría, ya no se trataba solo de combates, apuestas ilegales, los que estaban en vanguardia pronto comenzaron un efecto dómino que contagió al resto que iban abandonando la reunión, Mormo no daba crédito, pero tubo de determinación de salir al encuentro del lasombra a reclamar el cuerpo de su amigo, con paso firme fue hacia él


--Il combaTte ha terminado-- Dijo en inglés con total parsimonia y tranquilidad con aquel deje de acento Italiano mientras la gente se empujaba por intentar abandonar cuanto antes "la escena del crimen". El caos reinante en el que se sumían gritos, maldiciones, insultos, empujones e incluso golpes divertían al cainita, el cual, dejaba con tranquilidad que el supuesto corredor de apuestas (y camarada de su rival fallecido) se acercase. Ignoraba las intenciones de ese vástago, pero lo que no ignoraba era la utilidad con la que le sería útil tanto a él como a su manada y como no, su obispo. Además de enemigos muertos la secta necesitaba recopilar información de los siguientes pasos a seguir de la camarilla… y ese parecía una buena baza para poder sonsacar algo que sacase de la oscuridad alguna estrategia. El cainita no era estúpido, no había venido solo… en cuanto la gente empezó a estallar en pánico se hizo tangible y clara la presencia de algunos de su manada que esperaban tranquilamente quietos en mitad del caos que ahora reinaba


--estúpidos !-- Musitó Mormo, aquella salida, era como un cartel "aquí pasa algo gordo" ,no tardarían en llegar las autoridades ,ya daba igual todo ,sin ojos curiosos dejó ver su autentica forma ,horrorosa a la vista ,no interrumpió su avance hasta el la sombra moviendo los dedos terminados en largas garras, no se cortaría en absoluto, pero fue consciente de repente que estaba rodeado y que ambos ( por su socio) compartirían la misma suerte.


--buooooonanotteeeee beeeellooooo (buenas noches hermoso)-- Dijo con una enorme sonrisa el Lasombra al ser consciente del linaje del otro vástago juerguista camarillero. Un nosferatu sería j******mente útil para los suyos, como contrabandistas de información que era ese clan llevarle vivo -aunque fuera con una estaca en su corazón para mantenerle bien tranquilito y quietecito-. De nuevo el lasombra con un gesto hizo que algunos de los suyos se acercaran hasta él. --Podemoss hacer esto por las buenas o por las malas signore--


Mormo tenía dos posibilidades, cargar contra él con su garra desgarrándole el rostro y quitando la sonrisa de su rostro y tanto sarcasmo, que a continuación seguiría un ataque combinado de los colegas del la sombra, la otra tragar su ira, respirar pausadamente y colaborara, ya tenía todo perdido


--moltto benneeeee... moltto benne... ha sido usted más sabio que su compañero caído signore...-- Con un ademan de su dolorido brazo (y es que el combate también le había pasado factura a él también) hizo un gesto de que les acompañase. Aquel nosferatu tendría muchas cosas a las que responder... le gustase o no. De hecho si hubiera sido más taciturno hubiera acabado con un destino más dantesco que el de su camarada asesinado.


Con semejante escolta dejo aquel lugar, a su camarada finado, y unas expectativas poco alentadoras, tendría todas las respuestas que deseaban?, o ellos se darían por satisfechos con las que les escupiera?, mientras ponían los pies en polvorosa lejanos se escuchan los sonidos de la llegada de las autoridades.

sábado, 18 de septiembre de 2010

Valencia Nocturna



Preludio a un Drama

18 de Marzo del año de nuestro señor de 2000; algún lugar de Sagunto.

Un rayo de inquietud taladró los plácidos pensamientos del Ser en sopor. Imágenes, turbias pero claras al fin... Un cúmulo de imágenes sin pensamientos, seguidos de pensamientos sin palabras y luego palabras sin imágenes para volver a comenzar el ciclo de nuevo: imágenes sin pensamientos, seguidos de pensamientos sin palabras... El Ser era viejo. Mucho más viejo que las ruinas que lo cobijaban, mucho más viejo que la raza que las construyó, mucho más viejo que la mayor parte de los que dominaban en las sombras las acciones de aquella raza. Era milenario, como la roca. Y como la roca, presenciaba todo cuanto sucedía a su alrededor sin ser advertido. Era La Presencia. La voz en La Cabeza. Era El Ser. Su nombre carecía de importancia... había utilizado tantos. Incluso su sexo era un instrumento igualmente variable, y ahora vestía el cuerpo de una mujer, aunque apenas ya lo utilizaba.

Y aquel rayo de inquietud le había perturbado indeciblemente... . Las palabras que se formaban en su cerebro eran inconfundibles. "... América... Menele... Anarquistas... Amaranto... Guardián..." Así pues, el viejo juego había vuelto a comenzar. Con un gruñido de incontenible furia, el Ser se agitó en el sarcófago.

Como respuesta a los deseos del Ser, un aterrador aullido resonó en los oídos de los habitantes cercanos a La Albufera, despertándolos de su sueño.

El Lobo había vuelto. La Caza había comenzado una vez más.

Capítulo I.

Noche del 18 al 19 de Marzo del año 2000. En Valencia.

Pat aguardaba paciente a las maletas mientras lanzaba constantes e inquisitivas miradas en todas direcciones. Era extraño, pero no lograba descubrir presencia sobrenatural alguna en aquel diminuto aeropuerto. Sus dos colegas, John "Músculos" y "Chino" Jarret se habían dirigido al exterior del aeropuerto tras superar el control policial con aquellos pasaportes, más falsos que un billete de 73 dólares... . Ya debían de tener un taxi esperando, eso si en aquel país sabían lo que era un taxi, claro. Él, por aquello de que tenía un mayor don de gentes, era siempre el encargado de recoger las maletas: en casi todas las ocasiones, era aquel el momento escogido por la población vampírica del lugar para indagar acerca de los recién llegados, así como para dar a conocer las normas a seguir en la ciudad en cuestión... pero allí no aparecía nadie. ¿Sería posible que nadie controlase aquel irrisorio aeropuerto?. Si así era, desde luego que aquellos vampis europeos eran todavía más lentos de reflejos de lo que Pat había creído... Después de todo, la cacería no empezaba nada mal.

Finalmente aparecieron las dos maletas. No viajaban con mucho equipaje para evitar problemas con los controles... preferían comprar todo lo necesario en el lugar de origen. Al fin y al cabo, armamento podía encontrarse en todas partes; al ser humano siempre le ha gustado matarse de la mejor forma posible. En aquellas dos maletas apenas había algo de ropa, un equipo de alpinismo bastante completo, cinco antorchas de madera de acción inmediata, una mochila con diez estacas de madera de ébano endurecida y una bolsa de aseo (a Pat le gustaba ducharse con su gel favorito... el cual dudaba poder encontrar en aquel país tercermundista). Pensaban conseguir algunas espadas de buena calidad robando un comercio durante la noche, bien entrada la madrugada. Al fin y al cabo, aquello era España, y a todos los Antiguos americanos se les llenaba la boca constantemente al hablar de sus espadas de acero español; toledano, según decían... . Pat admitía que no tenía idea alguna de dónde podrían encontrar espadas, pero imaginaba que, en aquel país, las fraguas seguirían funcionando y podrían asaltar sin mayores dificultades una herrería (o como se llamase el sitio donde hacían las putas espadas). En cuanto a las armas de fuego... era un tema más espinoso. Hacer amistad con el tipo, o tipos, encargados del mercado negro en el poco periodo de tiempo que pensaban pasar allí sería difícil. Armerías... tras su propia experiencia en México, Pat dudaba de encontrarlas con la misma facilidad con que lo podía hacer en América. Pero tenían la solución: asesinarían a algunos soldados. O policías, o lo que hubiese en Valencia con jodidas armas a la cintura...

Cuando salió de la terminal, comenzó a descubrir que no todo era como él había esperado. Para empezar, y aunque tampoco era del todo extraordinario, sus dos compañeros le aguardaban haciendo cola para tomar un taxi... no es que hubiesen tenido que buscarlo, es que el puto aeropuerto estaba plagado de ellos, bien ordenaditos a la espera de su cliente. Después de todo, se dijo Pat, también en México D.C. hay taxis en el aeropuerto, y aquello no debería ser tan diferente a la capital mexicana.

Tanto Pat como "Músculos" y "Chino", habían acumulado toda su información de España a través de los diferentes episodios de teleseries americanas. Sobre todo de aquellos viejos episodios del "Equipo A". Últimamente, empero, aquel país empezaba a estar de moda en los EUA, gracias a las películas de ese tal Almodóvar y Banderas, "Chino" seguía manteniendo la teoría de que Banderas era mexicano. Aunque "Chino", todo sea dicho, había descubierto que España estaba en Europa hacía tan sólo dos semanas, cuando Pat decidió que Valencia sería el próximo destino del grupo. De todas todas, lo que Pat y sus colegas esperaban era muy diferente a lo que se encontraron: cuando el taxista llegó a la ciudad, descubrieron que Valencia era una ciudad civilizada, no muy diferente a cualquier ciudad del medio este americano. Las calles estaban asfaltadas, los transeúntes (muy numerosos, pese a estar avanzada la noche) no eran ni tan morenos, ni tan bajos como imaginaban, además de que vestían con coloridas y modernas ropas. Casi nadie llevaba bigote... ¡y no había animales sueltos por las calles!. Además, aquello bullía... ¡Parecía el jodido 4 de Julio, con todos aquellos fuegos artificiales, y los explosivos! Aunque nunca habían visto un 4 de Julio tan ruidoso como aquel, ya que los explosivos (al parecer, llamados "petardos") eran estruendosos como un disparo y no los juguetes con que se divertían en América... Pat anotó mentalmente que debía llevarse un montón de aquellos "petardos" cuando volviese a casa, después de beneficiarse al antiguo por el que habían hecho tan largo viaje; sin duda, causaría sensación en Los Ángeles con aquellas pequeñas bombas.

Entonces vieron "El Monumento". Una escultura gigantesca repleta de maniquíes exquisitamente pintados se recortaba a lo lejos, entre el tumulto. Pidió al taxista que se desviase en aquella dirección, pero el muy lerdo no hablaba inglés (Pat había advertido a los muchachos que allí la gente sólo se hablaba en puto mexicano, pero los capullos no le habían creído). Pudieron comprender, en parte gracias a que el tipo era muy expresivo y en parte a que Pat hablaba algo de mexicano, que no podía llegar al monumento en coche, que deberían caminar. Como aquel era un sitio tan bueno como otro cualquiera, decidieron apearse, pagándole con alguno de los gordos billetes españoles que habían conseguido, no sin algunos esfuerzos, en el mercado negro de L.A. Cuando el taxi se alejó, Pat decidió que la fiesta había acabado. Había que comenzar a trabajar si querían lograr sus objetivos en el tiempo de un suspiro.

- Bien, "Músculos". Para empezar, tú te haces cargo de las maletas.

- Joder... otra vez yo. A ver si dejáis de aprovecharos de que soy un hombre, y no un par de mariconas como vosotras dos...

- "Músculos"... -Pat dejó que su presencia se extendiese levemente. Un par de transeúntes orientales, con unas cámaras de vídeo de exiguo tamaño, cruzaron la calle para evitarlos. Dejó igualmente que sus colmillos asomasen y que sus pupilas tomaran aquel tono rojizo que tan nervioso ponía a "Músculos". Pat sabía que no era rival para su colega Brujah en una lucha encarnizada cuerpo a cuerpo, pero también sabía que "Músculos" le tenía verdadero pánico debido a su superior inteligencia. Nunca se atrevería a atacarle mientras supiese que no le tenía miedo. Alzó la voz-, acabamos de llegar y ¡ya me estás inflando las putas pelotas...! . Otra gilipollez, ¡joder!, otra estúpida queja y te rompo el pescuezo y me doy un aperitivo contigo...

- Bueno, Pat -farfulló el Brujah- no te alteres, joder...

- ¿Me has entendido? ¿o es que no entiendes el puto Inglés?

- Te entiendo, tío. No hay problema. Yo y las maletas seremos el puto ente único...

- Bien. Tú, "Chino", te encargas de encontrar una pensión. Dentro de tres horas nos encontramos aquí mismo.

- Entendido, tío. Pero... ¿dónde coño es aquí mismo?
Pat dejó escapar aire sonoramente. Evidentemente, no necesitaba respirar para nada; pero era útil a la hora de mostrar malestar, enfado, o falta de paciencia... . Método Stanisnlavksy y todo eso...

- A ver, "Chino", ¿qué cojones pone en aquella placa que hay clavada en esa pared? "Chino" entrecerró los ojos. No se atrevía a extender sus sentidos en medio de aquel estruendo de petardos. Se acercó a la pared y, finalmente, pudo leer.

- "Carrer Archiduque Carlos"... o sea, calle... ¿no?

- Eso es, maldito fumanchú. Además, no creo que puedas perderte habiendo aquí semejante monumento de colores...

- ¿Y si hay más?

- ¿Pero tú dónde crees que estamos? ¿en la jodida Nueva Orleans?. ¡A ver si os entra en la cabeza que esto es España! ¡Prácticamente México, pero en pequeño! ¿Y tú viste muchos "Monumentos" de estos en México? -"Chino" negó rápidamente con la cabeza. No le gustaba cabrear al jefe- ¿Y tú, "Músculos"?

- Ni uno, tío...

- ¡Pues venga, joder, que es para ayer!. "Músculos", tú acompaña al "Chino". Cuando tengáis las maletas en la habitación, podréis salir a pasear por ahí. ¡a ver si lográis comer algo sin que os diga cómo hacerlo!. Pero en tres horas, os quiero aquí mismo.

- ¿Y tú, jefe? -preguntó "Chino" sin mucha convicción. Pat observó al "Monumento" con expresión ceñuda.

- Voy a ver si averiguo el porqué de todo este jolgorio... . Y a ver si encuentro a algún chupasangres por ahí que me pueda poner al corriente del rollo político de esta ciudad. Ya sabéis, Sabbat o Camarilla. De paso, veré si puedo descubrir algo acerca del Guardián de la Catedral -se volvió hacia sus compañeros-. Vosotros, entretanto, intentad no cruzaros con ninguna sanguijuela. No conocemos a nadie en este lugar. No sabemos de qué puto pie cojean. No queremos problemas que no hayamos provocado nosotros... ¿está claro?

- Meridianamente claro, jefe -aseguró "Chino"

- Como un puto vaso de agua -corroboró "Músculos".

- Pues ya está. Pongamos en marcha, joder, que no tenemos toda la noche.

Con esta frase, Pat dio por terminada la conversación.

Capítulo II .

Pronto se dio cuenta de que la ciudad era todavía más sorprendente de lo que inicialmente imaginó. Odiaba tener que tragarse sus afirmaciones, pero los "Monumentos" estaban por todas partes... prácticamente uno en cada calle. Las calles estaban atestadas de gentes de todas las razas y edades. ¡Joder!, ¡eran pasadas las doce de la noche y aquello estaba repleto de críos!. Y, encima, los pequeños bastardos tenían la peculiar costumbre de tirar petardos a los pies de todo cristo. En una ocasión, tuvo que acojonar a uno de ellos enseñándole los colmillos (el muy cabrón le había tirado dos de aquellos explosivos, y de los más gordos, a la espalda, haciendo que la pólvora ardiente salpicase sus pantalones Armani, produciendo pequeñas quemaduras). Afortunadamente, descubrió que muchos de los recipientes hablaban inglés, bien porque eran Americanos o Ingleses, bien porque habían sido correctamente educados... aunque lo cierto es que no le sirvió de mucho.

Cuando se acercó a un anciano de pelo prácticamente blanco y voluminosa cámara de vídeo que parecía largar en la jodida lengua de Shakespeare, para preguntarle acerca de los "Monumentos", el muy cerdo se había puesto a reír. ¡Aquella "bolsa de zumo" se reía de él!. Tuvo que hacer verdaderos esfuerzos para no despellejar al puto viejo allí mismo. ¿Tan extraordinario era que no supiese que aquellos "Monumentos" se llamaban Fallas?. Súbitamente, un rítmico tableteo de explosiones sobresaltó a Pat hasta el punto de despertar en él la inicial sensación que precedía al frenesí. Descubrió que algunos de los petardos (¿los llamaban "Tracas"?) estallaban en serie, como una ametralladora. Sonrió e incluyó a algunas de aquellas tracas en la lista de cosas que pensaba llevarse de recuerdo de España, junto a la sangre del Guardián bullendo en sus venas... Justo cuando miraba en dirección al ganado que había hecho estallar la "Traca" lo vio. Un Vástago. Mezclado entre los mortales. Mirándolo directamente a los ojos.

Aquel tipo no era muy alto (no debía alcanzar el metro ochenta), pero era delgado hasta para las convenciones vampíricas... Tenía la piel sonrosada, aunque numerosas venas, marcadas sobre el rostro en extremo, le daban un incómodo aire sobrenatural. Tenía el pelo negro (como moreno debió ser de piel en sus días mortales), y lo llevaba largo y descuidado, enmarañado sobre la espalda. Vestía de negro, con un pantalón de deporte y una camiseta de mangas cortas. En aquel momento se percató de que allí no hacía frío, sino que la temperatura era bastante agradable. Tendría que cambiar el vestuario... . De pronto, el vampiro se volvió y se mezcló entre la multitud.

Pat trató de abrirse paso a través de la muchedumbre, pero no era una empresa fácil. Los codazos producían miradas iracundas e insultos en tropel (había uno, "fill de puta", que parecía muy recurrente en aquel lugar. Pat podía fácilmente suponer su significado...). Tan sólo lograba avanzar lo suficiente como para no perder de vista al chupasangres moreno, quien parecía más habituado a aquel bullicio. Poco a poco, la cantidad de gente fue disminuyendo y el vampiro, al parecer dándose cuenta que estaba perdiendo el escudo de la multitud, se introdujo en un local que permanecía abierto a aquellas horas (lo cierto es que había un sinfín de comercios abiertos, ante todo bares). Era un restaurante, llamado "Síbaris". Pat se acercó a la puerta y pudo ver, a través del cristal de una de las ventanas, que en su interior había un local de copas junto a un salón que cumplía las funciones propiamente dichas de restaurante. El restaurante estaba atestado de gente, al igual que el pequeño local de copas. El vampiro moreno estaba sentado en una menuda mesa circular, haciendo como que bebía de una gran jarra llena de cerveza. Decidió entrar.

El pequeño Pub destilaba un inconfundible aroma de sexo y alcohol, propio de lo que Pat imaginaba para los antros ingleses. La música, en cambio, era una curiosa retahíla de himnos extraños en los que, en un idioma similar al mexicano, se repetía una y otra vez la palabra "Valensia", que parecía ser la forma local de referirse a la ciudad. Supuso que tales himnos eran los propios a aquella extraña festividad, al igual que en USA en el día del 4 de Julio, con todas aquellas canciones Sudistas sonando en los bares Nordistas... . Se acercó a la mesa del vampiro, quien le observaba sin rubor.

- ¿Hablas inglés? -preguntó esperanzado.

- Perfectamente, creo -respondió el vampiro moreno en un, en efecto, espléndido inglés. Eso sí, Pat sentía los matices de un extraño acento, oriental tal vez. Posiblemente el tipo era centroeuropeo.

- ¿Puedo sentarme? -dijo mirando a la silla vacía que había frente a la del tipo. Éste, la señaló con una de las manos (igualmente surcada por multitud de pequeñas venas) en un claro ademán de invitación. Pat se sentó con un suspiro y observó sin recato a su compañero. Aparte de la inicial impresión, desde más cerca pudo ver que el tipo era bastante atractivo, aunque poseía los ojos negros más estremecedores que nunca antes había visto. Los ojos de un loco. Por lo demás, era un vampiro bastante normal, aunque con la piel demasiado sonrosada, producto tal vez de una alimentación reciente. O, mejor aún, de un abrazo igualmente reciente. Pat tuvo que amagar una incipiente sonrisa ante la jugosa idea... ¿por qué no desayunarse a aquel tipo?. Pero se obligó a concentrarse. No estaba en España, al otro lado del charco, para beberse a un maldito neonato. Pat vio levemente, en un descuidado gesto del vampiro moreno al retirarse un mechón de pelo que le había caído inoportunamente sobre los ojos, que las orejas del tipo eran levemente afiladas. Aquello le devolvió la serenidad: era un Gangrel, y posiblemente no tan "neo" como había imaginado. Pat comenzó a hablar.

- Soy Pat. Pat Coolidge, del clan Brujah. Soy Anarquista, del Estado Libre Anarquista de Los Ángeles, y no sirvo a Secta o señor alguno.

Aquel discurso se lo había aprendido con gran rapidez. Cuando no conocía a algún chupón, era la mejor forma de decir "eh, tío, no me importa de que secta seas. Yo soy Anarca". Con ello, era lo suficientemente bueno para las convenciones del Sabbat, y lo suficientemente tolerable para las de la Camarilla. En una ciudad extraña como aquella, de tendencias políticas desconocidas, era mejor mantenerse cauto ante los extraños... antes de bebértelos, claro. En realidad, Pat no era Anarquista. Pat era un Diabolista a quien, sorprendentemente, le gustaba la política de la Camarilla (y esperaba que, en un futuro lejano, él mismo sería uno de sus miembros más viejos); y aborrecía a los Sabbat, que practicaban la Diablerie como si de un deporte se tratase. La Diablerie, maldita sea, era todo un arte. Había sobrevivido todos aquellos años porque era rápido, de cuerpo, mente e instintos. Y porque era más "hijoputa" que los demás...

- Ah, un Anarquista -murmuró sonriendo el extraño-. Y, dime, Pat Coolidge, del clan Brujah, ¿qué hace un anarquista norteamericano como tú en la vieja España?

- Verás, tío -Pat era consciente de que debía ofrecer una respuesta convincente. Aquel individuo podía ser cualquier cosa... desde un desgraciado hasta un puto Arzobispo. Afortunadamente, había preparado escrupulosamente la coartada para el caso en que le hiciera falta-, he llegado junto a unos amigos hoy, desde Dallas. Pensábamos enlazar en un vuelo a Londres. Allí vive una tía colega nuestra que hace una exposición de pintura de esa, de la rara, con muchos colores y pocas formas, ya sabes... . El caso es que le hacía ilusión que fuésemos a visitarla y nos dijimos... ¡eh!, ¿por qué no?. Al fin y al cabo, nunca hemos visto Londres más que en las películas... pero se nos ha jodido la puta combinación y tendremos que estar aquí hasta pasado mañana noche...

- ¿Unos amigos?

- Sí, el "Chino" y "Músculos"... . La verdad, pasamos hasta los cojones de la exposición de mi amiga, pero nos hace mucha ilusión ver la noche londinense... los Pubs, el rock en directo, las pibas...

El extraño sonrió. - Ya veo. Una excursión.

- Sí, tío, algo así. Claro que ahora estamos un poco acojonados... nuestra amiga había arreglado una entrevista con el "Prince" de Londres, pero ahora... . O sea, somos anarquistas de los buenos, que conste, pero pasamos de malos rollos mientras estemos fuera de casa... . Lo nuestro es más a escala americana, no sé si me entiendes...

- Perfectamente -aceptó el tipo. Pat tuvo la sensación de que se lo había tragado todo hasta el mismo hígado, de forma que prefirió no tentar la suerte dándole los números de vuelos (lo tenía jodidamente bien estudiado). Decidió contraatacar.

- Así que hemos decidido presentarnos ante el jefe del lugar. Sea Príncipe o Arzobispo, lo cierto es que nos la pela bastante... -esperaba que el tipo captara la indirecta, pero no fue así-. En fin, ¿quién manda aquí? ¿La Camarilla o el Sabbat?
El extraño dio un enorme sorbo a la cerveza (¡joder, el muy capullo se la bebía de verdad!) y dijo simplemente:

- Lo cierto es que no lo sabe nadie.

- ¿Cómo dices?

- Lo que oyes, Pat Coolidge, del clan Brujah. De hecho, a fecha de hoy en Valencia hay un Arzobispo y un Señor.

- ¿Un Señor? -preguntó Pat realmente confuso.

- En España, los príncipes suelen darse a sí mismos ese título. Y se refieren a sus principados como "Señoríos". No sé si sabes que España es un lugar de tradiciones más viejas que las Sectas vampíricas...

Pat aceptó. - Bueno, sí. Todo ese rollo de que las Sectas eran viejas cuando se fundaron los EEUU, pero que Europa lo era aún en mayor grado cuando se fundaron las Sectas... . La verdad, a mí tanto me tiene. Los vampiros son iguales en todas partes. Los jóvenes son jóvenes, y los viejos, viejos. Hay muchos Antiguos en los EEUU...

- Sí -admitió el extraño-. Pero son los que abandonaron Europa. En gran medida, son los "perdedores" en sus particulares guerras. ¿Has conocido a algún Antiguo americano que no hable con profunda añoranza o profundo rencor de su patria natal? ¿Alguno expresa indiferencia, al hablar de Europa?

- Pues no. Ahora que lo dices, están todos jodidamente jodidos... -de pronto, Pat se dio cuenta de que no sabía el nombre de aquel tipo... ¿por qué le recordaba tanto a su profesor de historia del colegio?- Por cierto, tío, ¿cómo te llamas?

- Me llamo Ramón. Ramón Cuesta Ballesteros, para ser exacto -Pat se dijo que se había equivocado en lo del posible origen oriental del tipo. Así pues, era español-. Soy valenciano -(vaya, ni que hubiera leído sus pensamientos)-, y pertenezco al clan Gangrel. Voluntariamente, me he desligado de la Camarilla, como tantos otros compañeros de clan.

- Vaya, tío. Encantado -Pat ofreció la mano y el tal Ramón se la estrechó con firmeza. Aprovechó aquel momento para tratar de leer el aura del Gangrel, y comprobó, alborozado, que finas vetas negras aparecían por doquier en ella-. Entonces, dime, ¿qué me recomiendas?. O sea, ¿qué debemos hacer?, ¿buscar al Arzobispo o al Príncipe?

- "Señor"...

- ... lo-que-sea.

- Pues... -Ramón pareció meditar la respuesta mientras bebía otro gran sorbo de cerveza. Realmente, aquel individuo parecía tan lento de reflejos como Pat siempre había imaginado que serían los vampis europeos-, yo te recomendaría que no hicieses ni una cosa, ni la otra. En Valencia se está librando una guerra de verdad. Ahora mismo, o estás implicado, o escondido, o muerto. No seríais bien recibidos por ninguna de las dos facciones. De hecho, has tenido mucha suerte de encontrarme a mí, en lugar de a cualquier otro...

- Pero esta es una ciudad muy pequeña a la hora de mantener los chupones necesarios para una guerra... . Y, además, un Arzobispo y un Prin... "Señor" juntos en una misma plaza... ¡Joder!, ¿qué tipo de guerra se está librando aquí?

- Una muy compleja, para tus convenciones americanas. En efecto, no hay muchos vástagos en Valencia (aunque los pocos que viven aquí son muy competentes en el asunto de sobrevivir...), pero tampoco son imprescindibles en una guerra como la que aquí se disputa. El Sabbat español no es el Sabbat que tú conoces... aquí son indeciblemente más sutiles. En ocasiones, más que sus contrapartidas de la Camarilla. En este país, no lo olvides, la Camarilla está en increíble minoría. La lucha en las calles de Valencia, la suelen librar las bandas de Ghouls y criados. Los Vástagos suelen combatir en otro nivel; diríase que pelean en el Ayuntamiento...

- Bueno -atajó Pat-, lo cierto es que lo prefiero así. No tendremos que cruzarnos con nadie, de forma que no encontraremos problemas... Una pregunta más, ¿has oído hablar del Guardián de la Catedral?

- ¿El Guardián de la Catedral?

- Sí, el tipo que duerme allí. En L.A. se dice que el muy cabrón tiene el "Cáliz Oscuro" de Lameth... es muy famoso. Te aseguro que mucho más que esas... "Fallas" vuestras...

- Ya veo, el Guardián... . Vaya, veo que su sombra es alargada... ¿Qué deseas saber de él?

- No sé... ¿quién es el tipo?. ¿Es cierto lo del Cáliz?

- Bueno, "el tipo", como tú lo llamas, es un Lasombra llamado Guillén (o Guillem) de Montañana. Se dicen muchas cosas de él, aunque pocas buenas. En todo caso, ninguna es más cierta que las demás. Hay quien asegura que es un antitribu, que no es un Lasombra y hasta que no es un vampiro... pero sea lo que sea, seguro que es muy viejo. Y en cuanto al cáliz... no tengo ni idea. Don Guillén guarda algo, es evidente, pero no sabría decirte qué. -El tal Ramón abrió los brazos, como diciendo "es todo lo que sé". Pat sonrió, se levantó de la silla y alargó de nuevo la mano, estrechándosela por última vez.

- Que vaya bien por aquí, tío. Tengo que encontrarme con mis amigos.

- Suerte para ti, Pat Coolidge. La necesitarás...

Pat sonrió. Aquel bastardo se había dado cuenta, lo cual no era difícil, dadas las preguntas que le había formulado. Si se había atrevido a tanto, era por el aura de diabolista del tal Ramón. Pero ahora ya daba igual. Aquel tío le había informado bien, y pensaba pagarle... cumplidamente. Un cruce de saludos final y Pat salió al exterior. Rápidamente, buscó cobertura, hallándola tras un contenedor de basura y aguardó, pacientemente.

Y tan pacientemente...

Capítulo III.

"Chino" estaba de muy mal humor. Llevaban caminando más de una hora y media, y la frase que más habían escuchado en ese periodo de tiempo era: "all completed". ¿No sabían decir otra puta cosa en inglés aquellos malditos españoles?. El caso es que las fiestas que estaban celebrándose en Valencia habían agotado las plazas hoteleras de la ciudad. Ni una miserable habitación en la más pútrida pensión, ni la jodida Suite presidencial del mejor de los hoteles. Nada. "Músculos", por su parte, parecía pasárselo pipa. No dejaba de repetirle "cuando Pat descubra que no has encontrado ni una maldita habitación para nosotros, te dará tal patada en el trasero que descubriremos un nuevo método para la exterminación de chupones...". El muy idiota no se daba cuenta de que, encontrar un refugio, era ya cuestión de vida o muerte. Se limitaba a decir, sonriente, "yo me ocupo de las putas maletas. Nadie va a poner sus apestosas manazas sobre ellas, puedes apostar por ello. Ocúpate tú de los refugios." Finalmente, decidieron (mejor dicho, decidió él) encaminarse a las zonas más oscuras de la ciudad, a las menos transitadas... allí podrían encontrar algún hostal de tres al cuarto o con algo de suerte, algún chupón desarrapado que se "ofreciese" a compartir refugio con ellos tres. En aquel momento, el consejo de Pat acerca de esquivar a los chupones del lugar ya no tenía sentido. Tenían que encontrar refugio, o morirían con el nacimiento del nuevo día.

Descubrió que aquella ciudad, al igual que todas, también tenía su zona marginal. Putas, travestíes, homosexuales, camellos, yonquies... en fin, el pack completo. Con helicóptero y todo. Descubrió, igualmente, que aquel ganado marginal tampoco hablaba demasiado bien el inglés, con lo que pasaron prácticamente todo el tiempo mirando hacia las alturas, esperando encontrar algún cartel con la palabra "Hostal" reluciendo para ellos.

Tal vez por eso no vieron a la fugaz sombra que les adelantó, pasando veloz a escasos centímetros del brazo de "Chino".

Unos minutos después, "Chino" alzó la mano, indicando a "Músculos" que detuviese sus pasos. A la vez, con el índice de la otra mano sobre sus labios, demandó silencio a su compañero. "Chino" había escuchado algo. "Músculos", por el qué dirán, aguzó al máximo su oído. No poseía el don de "Chino" o de Pat, capaces de escuchar los pasitos diminutos de una cucaracha sobre la mierda, pero lo cierto es que no era es su especialidad... en todo caso, tenía una buena imagen de su oído, imagen que permaneció intachable al descubrir, posiblemente procedente de la siguiente esquina, un inconfundible sonido... de sorber, chupar, sorber, chupar... . Un vampiro estaba alimentándose delante de ellos. Y de forma notoria, pensó "Chino", quien lo escuchaba con mucha mayor facilidad que su enorme compañero. Cautelosamente, decidieron avanzar.

La primera impresión de "Músculos" se vio inmediatamente confirmada: tras la esquina, a unos pocos pasos, un desarrapado vástago estaba alimentándose de un vagabundo. El vampiro les daba la espalda, pero era evidente para ambos que se trataba de un Nosferatu. Para empezar, estaba ese desagradable aroma agrio que muchos destilaban, debido a las numerosas llagas pustulentas que solían cubrir los cuerpos de muchos de ellos. Después, el aspecto particular del individuo en cuestión... en este caso, un ser de algo más de dos metros de alto, voluminoso (aunque "inflado" sería el calificativo correcto", con piernas largas y deformes e inacabables brazos...; y luego estaba, como no, la cabeza, aproximadamente del tamaño del estadio de los Yankies, toda pústulas de grasa, restos de cuero cabelludo aquí y allá, y aquellas orejas enormes y raídas... vamos, toda una belleza. Y eso que la cara todavía estaba ocult...

El Nosferatu se volvió repentinamente. Los había oído, sin duda. "Músculos" tuvo que reprimir una muestra de asco (no lograba acostumbrarse a aquellos tipos... ¡Joder!, ¡eran repulsivos!). Diríase que su rostro se deformó en una expresión de sorpresa y pánico, pero claro, con semejante rostro era difícil interpretar movimiento facial alguno. El Nosferatu tenía unos ojos enormes, que no parecían parpadear, con el iris casi ovalado, al modo de los felinos. Su nariz era extremadamente grande, como una patata, y repleta de llagas y granos de pus. Y la boca era pequeña, para acabar de rematar la faena, aunque, eso sí, tan repleta de dientes como la del maldito tiburón de la peli de Spielberg...

- Dios santo -musitó "Chino"-, vaya asquerosa mierda... -de pronto, deseó haberse tragado sus palabras. Deseó, al menos, que aquella monstruosidad no entendiese el inglés... pero no tuvo suerte.

- ¿Quiénes sois? -exclamó aterrorizado el "Nosfie", en un deficiente inglés. "Músculos" sonrió... sí, ese puto monstruo le tenía miedo. Así tenía que ser.

- Somos dos viajeros -respondió "Chino", recompuesto de la sorpresa inicial-. Venimos de América, de los Estados libres... somos Anarquistas.

- ¡No!, ¡no me hagáis daño!... tengo amigos... ¡Amigos poderosos!

- Tranqui, tío -dijo tranquilamente "Músculos"-. No te haremos daño. Como dice mi amigo, el fumanchú, somos dos viajeros -alzó la mano derecha a modo de saludo Sioux-. "Venir en son de paz", so capullo...

El Nosferatu desvió la mirada con rapidez, a derecha, izquierda, como buscando compañía o una posible vía de escape. Pareció darse cuenta de que era mejor no moverse del sitio. El vagabundo que estaba a sus pies comenzó a despertar, por lo que decidió darle un tremendo golpe con la cabeza sobre el suelo. "Chino" frunció el ceño pensando, "joder con el Nosfie". El extraño habló de nuevo, aparentemente más tranquilo.

- ¿Sois anarquistas? Curioso... ¿y qué hacen dos anarquistas en Valencia?. ¿Habéis venido a ver las Fallas?

- No -respondió "Chino", quien se sabía bien la papeleta-, no hemos venido a ver las putas Fallas. Estamos de paso. Viajábamos a Londres, pero un problema atmosférico retrasó el vuelo que tomamos en Dallas, haciendo que perdiésemos la conexión. Ahora estamos colgados aquí, hasta pasado mañana, más o menos...

- Sí -apuntó "Músculos"-, pero tenemos un problema de la hostia...

- Un problema, ¿un problema, habéis dicho? -los ojos del bicho parecieron iluminarse. Desde luego, los Nosferatu eran iguales en todas partes...

-Que sí, tío -prosiguió "Músculos", íntimamente feliz de haber logrado atraer la atención del "Nosfie"- No tenemos refugio para pasar la noche. Estamos buscando como dos gilipollas, pero nada, ni de coña. Todo completo. Y para postre, aquí no habla inglés ni Dios, así que... dime tú que podemos hacer...

- ¿Un refugio para vosotros dos?

- Bueno -dijo "Chino"-, en realidad somos tres, ¿sabes?. Nuestro colega está por ahí, buscando por su cuenta.

- Tres anarquistas buscando refugio en Valencia, en plenas fallas... . Chicos, no es por desanimaros, pero lo tenéis crudo... -confesó el nosferatu.

- ¿No podrías ayudarnos? -preguntó "Músculos"-. Seguro que conoces un montón de rutas subterráneas, líneas de metro desiertas... ya sabes, todas esas cosas de nosferatus... El extraño sonrió. O, al menos, hizo algo con la cara que, con cierta imaginación, podía ser tomado como una sonrisa...

- Esto es Valencia. Estamos junto al mar, y el subsuelo es muy peligroso. Corrientes de agua, humedad, desprendimientos que te sacan a la luz del día... . Y el metro tan sólo tiene tres líneas (que son dos túneles, en realidad), muy transitadas y cercanas a la superficie. Es duro vivir bajo tierra en esta ciudad... pero, tal vez, podría ayudaros... "Chino" sonrió. Daba gusto tratar con estos bichos, pensó. Siempre dispuestos a ayudar...

- ¿A cambio de qué, si puede saberse? -preguntó.

- Bueno, lo cierto es que no necesito nada, en estos momentos. Tal vez más adelante, en el futuro...

"Chino" acentuó la sonrisa. De verdad que el bicho estaba gilipollas. Era evidente que no sabía que, para los Anarquistas, tan sólo valían las deudas contraídas entre ellos. ¿A qué santo iban ellos, veteranos diabolistas y enemigos de todo el mundo, a devolver un favor a semejante aborto con patas?. Pero hablar era gratis...

- Por supuesto. Lo que tú digas. Danos una solución y nosotros quedaremos en deuda contigo. Te lo juro por mi sangre.

- Y yo, tío -afirmó "Músculos", quien sí se tomaba en serio las deudas-. Por mi puta sangre maldita.

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Cuando los dos Anarquistas se marcharon, la cara del Nosferatu mudó. De pronto, y pese a toda su fealdad, irradiaba una tremenda sensación de fría seriedad, muy lejos del pánico con que la había disfrazado. Aquellos dos estúpidos le habían desviado de sus objetivos, y lo pagarían caro. Había rezado para que no se metieran en líos desde su llegada al aeropuerto, pero no hubo suerte... ¿y dónde estaría el tercero?. Afortunadamente, no dudaba que sus "pequeños" amigos lo habrían seguido eficientemente. Se irguió completamente, ascendiendo hasta los dos metros diez que medía en realidad y frunció (o lo intentó al menos) el ceño. Después, alzó la mirada al cielo. El helicóptero se había esfumado una vez más, cuando casi lo tenía.
Pero la próxima vez no se escaparía.

xxxx

En el interior del local, Ramón extrajo un pequeño portátil del bolsillo del pantalón deportivo. El teléfono estaba emitiendo vibraciones.

- Dime -preguntó en húngaro.

- Amo -respondió una voz masculina en castellano-, como usted dijo, el bastardo con cara de capullo le está esperando fuera, tras un contenedor.

- ¿Estás bien oculto?

- Como siempre amo, en el piso de siempre. Con el Dragunov cargado y listo...

- No es necesario.

- ¿No? ¿quiere que avise a los chicos?

- He dicho que no será necesario -atajó Ramón-. Saldré volando por la ventana del Water, como otras veces. No tengo ganas de comenzar un altercado en plenas Fallas. Demasiado llamativo.

- ...

- ¿Has recibido noticias de los Bratovitch?

- Sí señor. Los otros dos gilipollas están buscando alojamiento como desesperados... . A quién se le ocurre venir a Valencia en plenas Fallas sin tener un refugio asegurado... . Son de lo más ridículo. Uno de ellos va cargado como una mula con dos maletas, aunque no parecen pesar demasiado...

- Olvidas que estás hablando de un vampiro. Imagino que será el tal "Músculos"...

- ¿Quiere que hagan "algo" con ellos?

- Vaya, vaya -murmuró Ramón divertido-. Quisiera saber a qué te refieres cuando dices "algo". Me confieso sorprendido ante tu recién descubierta iniciativa. Tal vez no sea esa una actitud muy saludable...

- ...

- En todo caso, dejadlos en paz. Diles a los Bratovitch que observen, pero que no intervengan. ¿Has averiguado algo acerca del aullido de La Albufera?

- Bueno, señor... los chicos dicen que no hay duda posible al respecto. Una vez más tiene usted razón. Es Neto.

Ramón frunció el ceño.

- Ahora ya da igual. Con él nunca se sabe... y en cuanto a los extranjeros... espero por el bien de esos dos muchachos norteamericanos que no se encuentren con nadie... autóctono.

- Pues comience a sentirlo, Amo. Los Bratovitch acaban de hablar conmigo por el micro. "El Señor de Valencia" los ha encontrado y está hablando con ellos. Ramón se alarmó.

- ¿Don Juan de Vilanova?

- El mismo repugnante bicho...

- ¿Ha visto a los Bratovitch?

- ¿En el Helicóptero? ¿está bromeando, Amo?

- Diles que se retiren de inmediato. Y que den una vuelta muy larga antes de aterrizar...

- ¿Y los extranjeros?

- Ya no son cosa mía -suspiró-. Esos dos pardillos están muertos.

Capítulo IV.

Pat observó una última vez el reloj de muñeca. Ya habían transcurrido dos horas y media desde el momento en que se habían separado. Los muchachos estarían esperándole, y aquel "hijoputa" no salía. Por mucha paciencia que tuviese, tenía que volver con sus colegas, de forma que el tal Ramón tendría que esperar. Por si acaso, Pat volvió hacia la puerta, mirando de nuevo a través del cristal. El vampiro moreno se había esfumado, como había imaginado. El muy cabrón, había jugado con él, escapando con toda seguridad por alguna puerta trasera. Pat sonrió: aquello lo hacía más divertido... volvería a encontrarse con aquel cerdo español. Pero de momento, tenía cosas más importantes que hacer. Desanduvo sus pasos, volviendo hasta la calle "Carrer Archiduque Carlos" en apenas quince minutos. Los chicos no habían llegado aún, por lo que decidió dar un vistazo al Monumento, al cual llamaban Falla. Lo cierto es que era francamente espectacular... los muñecos que representaban figuras humanas estaban realmente bien pintados. La obra en conjunto destilaba el inconfundible aroma de la crítica social, escudada por un claro tono humorístico... y eso que Pat no tenía ni pajolera idea del idioma en el cual estaban escritos los pequeños carteles que describían las diferentes escenas. Era una obra francamente formidable, y sonrió al imaginar lo que ocurriría si un Toreador Americano pudiese ver aquello... quedaría tan impresionado que ni la luz del sol podría moverlo del sitio. Putos Toreadores...

Al regresar a la calle, esta vez en la hora convenida, comenzó a preocuparse. Los chicos no habían regresado. Si hubiesen encontrado refugio, habrían acudido prestos para pasear orgullosos su logro, y de no haberlo logrado, igualmente rápidos habrían sido en acudir hasta él. Sólo él tendría la capacidad de sacarlos del atolladero, habrían deducido los muy capullos... . Pero no acudir... aquello no podía ser bueno, no señor. Tenía que haberles pasado algo. Pat extrajo del bolsillo interior de la chaqueta su teléfono móvil. No había pensado en él hasta ese momento, pero cada uno de ellos tenía un aparato. Lo encendió, introdujo el PIN y esperó... en vano. No había cobertura de su red de telefonía en aquel país. ¡Capullo! Debía de haber caído en la cuenta... ¡maldito capullo!.

Pat miró de nuevo el reloj. Las tres y media de la madrugada... ¿a qué hora amanecía en aquel lugar?. De pronto, una oleada de pánico le invadió, golpeándole de forma demoledora. ¿Y si allí se hacía de día a las cuatro de la madrugada?... no, en aquellas latitudes amanecería más tarde, tal vez a las siete menos algo, pero... ¿y si se equivocaba?. Por vez primera, se dio cuenta de que no sabía nada de aquel lugar, o al menos, no lo suficiente para poder sobrevivir. Era una ciudad en guerra, y las ciudades en guerra eran extremadamente hostiles para los anarquistas, por lo que su coartada era particularmente inútil. Nadie se fiaba de un anarquista en medio de una hostilidad Sabbat-Camarilla, y con razón... ¿quién podría estar seguro de dónde estaban las lealtades de esos tres anarquistas recién llegados de norteamérica? Joder, casi sería mejor admitir que eran diabolistas... "¡Eh, tíos! ¡No os preocupéis por nosotros, que venimos en plan chupa-al-antiguo-y-marcha...!, ¡Seguid con vuestro rollo guerrero, que con nosotros no va la cosa!".

Las cuatro y doce minutos.

Era evidente que los muchachos no vendrían. Y Pat no iba a quedarse a esperarlos ni un segundo más. Había visto unas copas de árboles agrupadas cuando estaba persiguiendo al Gangrel, muy cerca del "Síbaris". Imaginaba que sería algún tipo de "Central Park", por lo que decidió encaminarse hacia el lugar. Afortunadamente, él sabía fundirse con la tierra. Nunca pensó que tal talento le sería de tanta utilidad.

- ¿Dónde coño se habrán metido ese par de capullos? -Murmuró colérico mientras comenzaba a andar.

xxxx

"Chino" observaba el pequeño y mugriento mapa que el Nosferatu le había regalado. Ya debían estar cerca del puerto. Con suerte, tendrían tiempo de sobra para dejar las maletas, tomar algo rápido y volver al encuentro de Pat a la hora prevista. Como ya conocían la zona marginal, no creía que tuviesen problemas a la hora de procurarse alimento. Total, no pensaban tomar un puto banquete de sangre de alta calidad...

El Nosferatu les había advertido. El refugio no era seguro. Al parecer, era una gran nave, un almacén, rodeado de cámaras de seguridad y esquivado por los mortales durante el día, que servía a los mandamases del Sabbat como refugio temporal. Allí era donde acudían las manadas de guerra que llegaban a la ciudad, y donde descansaban el resto de manadas temporales de la ciudad. De forma que el Nosferatu (uno de esos Nosferatu Antitribu que son exactamente iguales que los normales) les había aconsejado que se hicieran pasar por Sabbat de paso. Tal vez una manada de exploración con destino a Londres sería lo adecuado, pues encajaba con su historia real (es decir, con el cuento que le habían largado al "Nosfie"...). En otros días, su identidad de Anarquistas no hubiese sido rechazada (al menos, el Sabbat americano se portaba bastante bien con ellos... salvo por el hecho de que enseguida se empeñaban en enterrarte para que te abrieras paso hasta la superficie tú solito...), pero según decía el Nosferatu, Valencia estaba en guerra, y el Príncipe de la ciudad (o "Señor", como se empeñaba en llamarlo el bicho) era otro Nosferatu con muy mala leche y poca paciencia con los extranjeros. El Arzobispo era, siempre según el bicho, un ser mucho más razonable (por lo que decía el "Nosfie", allí, en España, los Lasombra eran tipos no del todo despreciables. Al menos, no más despreciables que los demás). Así que ya tenían refugio.

"Músculos" parecía bastante orgulloso de él, lo cual hacía que se sintiese todavía mejor... seguro que a Pat le iba a encantar. El único problema era lo del puto Latín. Según parece, y como ya había repetido muchas veces aquel bicho asqueroso, las cámaras de vídeo prepararían a los tipos de dentro del refugio, por lo que, para evitar que te diesen por culo con una escopeta a las primeras de cambio se había establecido un rígido sistema de contraseñas: "ellos te decían algo, tú respondías otra cosa y adentro, chicos, que hace frío...". Pero a algún capullo (probablemente al Arzobispo) se le había ocurrido la feliz idea de hacer las contraseñas en Latín. Los cojones... ¿quién coño hablaba Latín en pleno año 2000?. Curiosamente, a "Músculos" se le había dado bien todo aquel jodido rollo lingüístico, y andaba mientras repetía sin cesar aquello de "et lux perpetua luceat eis", y la otra puñetera frase que a "Chino" se le escapaba. Por supuesto, el "Nosfie" estaba tan a dos velas como ellos. El sólo conocía la contraseña, pero ni repajolera idea de lo que significaba. En fin.

Hacia un rato que habían llegado al puerto. Tuvieron que realizar pequeños ejercicios gimnásticos para superar el jodido control policial, pero a esa hora de la noche hasta los perros tienen sueño, y no les fue difícil entrar dentro del perímetro vallado. Joder, ellos eran diabolistas. Si podían acabar con las defensas del refugio de un abuelo... ¿qué dificultades iban a encontrar en aquel pequeño puerto de provincias?. Pero encontrar el almacén no fue cosa fácil. El Nosferatu les había indicado como llegar, aunque lógicamente era más fácil decirlo que hacerlo, y el mapa se limitaba a la zona en general, y no a todos y cada uno de los jodidos almacenes. Para colmo, "Músculos" seguía dándole al Latín, evidentemente divertido, lo que dificultaba su concentración. Súbitamente, su compañero dejó de hablar y se detuvo, señalando al frente. A unos cien metros de distancia podía verse un almacén, con luz eléctrica funcionando y cámaras de seguridad en cada esquina. Allí estaba el refugio.

Llegaron a la gran puerta metálica con cuidado, dejándose ver. No querían alarmar a los de adentro. Cuando llegaron a la puerta, una voz preguntó desde el interior:

- "¿Domine, dona eis requiem aeternam...?"

"Chino" miró a "Músculos", expectante: "... et lux perpetua luceat eis", tío. "Et lux pertetua luceat eis"

De nuevo, la voz preguntó.

- "¿Benedictus qui venit...?"

Y "Músculos", de forma resuelta: - "... in nomine Domini". Chúpate esa, chaval, que hablo mejor que un puto romano.

La puerta eléctrica comenzó a abrirse lentamente. De haber podido, "Chino" habría sudado a causa de los nervios. "Músculos", en cambio, parecía de lo más contento, con toda la mierda aquella del Latín. Finalmente, la puerta se abrió del todo y ante ellos se presentó la imagen de una gran nave, repleta de cajas de material y tres tiendas de campaña "canadienses" en el interior. Frente a ellos había dos hombres, vestidos con ropas deportivas. Ambos tenían una cinta de armas a la cintura, con una pistola y un cuchillo de campaña. Además, cada uno de ellos tenía en la mano una escopeta. "Chino" comenzó a hablar...

- Hola. Somos americanos y no hablamos su idioma. ¿Alguno de ustedes sabe hablar...

... dándose cuenta de que, al cuello, los dos tipos llevaban colgando una enorme cruz de madera. Se dio cuenta de que eran humanos un segundo más tarde de que, a su vez, los putos mortales descubrieran que ellos no lo eran. El más alto de ellos dijo en castellano:

- Mira tú por dónde...

Y disparó a bocajarro con la escopeta sobre la cara sorprendida de "Músculos", quien cayó al suelo sin decir "esta boca es mía". Aunque, eso sí, sin soltar las maletas. "Chino", sin pensar, dio la vuelta, trató de ofuscarse y, utilizando todas sus energías, hizo uso de la Celeridad para salir por piernas como alma que se lleva el diablo. Dos disparos le alcanzaron en la espalda, pero logró escapar. Sólo dejó de correr cuando sus pies le informaron de que ya no había suelo bajo ellos.

Con un estruendoso chapoteo, se hundió en el Mediterráneo. Por sus huevos que de ahí no saldría hasta el siguiente anochecer.

xxxx

Oculto por la oscuridad, Don Juan de Vilanova, Señor de Valencia, contempló meditabundo toda la escena. Realmente, aquellos hombrecillos de la hasta pocas noches atrás desconocida organización de "Ultium" tenían los hígados bien puestos. Quizá pudiera utilizarlos. Tras ver como los dos humanos arrastraban al llamado "Músculos", Don Juan dio por terminada la noche. La tregua estaba para ser aprovechada, vive dios, y todavía no había visto la Falla Del Pilar...

Capítulo V.

Cuando Pat estaba cerca de la zona boscosa (llamada "los Viveros"), escuchó a un grupo de turistas ingleses referirse a la Catedral. Que si era muy bonita con la iluminación artificial, que si Barroco en estado puro, que si miles de ramos de flores procedentes de "La Ofrenda" aromatizando la plaza de la Virgen... Pat se dio cuenta de que todavía no había visitado la Catedral. Era su objetivo, pero ni tan siquiera se había preocupado por ella desde el momento de la llegada a Valencia, unas horas atrás. Ahora, sabedor de que él solo no podía arriesgarse a entrar, así como de la verdad de que sus compañeros debían estar bastante muertos, sintió la necesidad de verla, únicamente durante unos minutos, para tratar de descubrir si podía sentir al misterioso Guardián en su interior. Quizá los chicos no habían muerto, y podían regresar otra noche para acabar lo que habían empezado, o tal vez pudiese reunir a otro grupo más capaz. Europa sería una excelente zona de caza... . Pero en aquel momento, tendría que retirarse. Su ballena blanca particular tendría que esperar.

Pero no abandonaría Valencia sin ver la Catedral.

Decidió aprovechar bien aquellas horas de noche que le quedaban para hacer una visita fugaz al templo y tomar algo antes de enterrarse. Encontrar la Catedral no fue difícil: sólo había que seguir el aroma a flores que crecía hasta desembocar en la Plaza de la Virgen. Allí, un enorme mosaico floral, representaba la imagen de la Virgen María con su Chiquillo... . Por suerte para Pat, aquel no era un lugar de fe, pero aún así, la devoción de las miles de falleras que habían llevado aquellos ramos hasta allí le producía un evidente malestar. Los pelos de su nuca se erizaban, en señal de protesta, por lo que decidió dar la vuelta y encaminarse directamente hacia el Templo, al otro lado de la Plaza de la Virgen.

Lo cierto es que la Catedral le decepcionó.

Una Catedral aparentemente pequeña, baja, lejos de los excesos Góticos. Se decía que era exquisita en su concepción Barroca, pero a Pat no le impresionaba una mierda. Olvidando el templo, se concentró en su Guardián. Extendió sus sentidos, a la búsqueda de lo sobrenatural y... con un sobresalto abrió súbitamente los ojos que se habían cerrado por propia voluntad. ¿Qué era aquello tan enorme que había sentido?... estaba dentro del Templo, sí, pero ¿qué era? Fuese lo que fuese, había llegado a embotar sus sentidos sobrenaturales. Se dio cuenta de que incluso podía sentirlo sin utilizar sus poderes... allí dentro había algo. Algo...

Unas garras pétreas le tomaron por los brazos, desde la espalda. Había estado tan embobado que no se había dado cuenta de que alguien le había rodeado. Cuando se disponía a luchar comprobó, aterrorizado, que se estaba elevando en los aires. ¡El ser que le tenía sujeto podía volar! Comenzó a gritar, hasta que el ser le soltó desde gran altura. El golpe contra la techumbre del Templo le rompió varios huesos. Comenzó a sangrar. Una voz. Desde algún lugar a su espalda, alguien dijo algo en Mexicano, pero no comprendió el significado de las palabras. Atemorizado, gritó en inglés.

- ¡Quién cojones está ahí!. ¡Joder!, ¡quién está ahí!- Entonces la misma voz, serena y grave, le respondió, igualmente en inglés, desde otro lugar, a su espalda de nuevo.

- Vaya, veo que domináis la parla inglesa...

Pat se sorprendió ante aquellas palabras. Miró hacia los lados, pero no descubrió a nadie. Allí sólo estaba él, y el cabrón "hijoputa" que le había agarrado, claro.

- ¡Pues sí! ¡hablo inglés de puta madre! ¡Será porque es mi jodida lengua materna!

El extraño volvió a hablar desde la espalda de Pat. Hiciese lo que hiciese, aquel escurridizo tipo siempre lograba situarse a su espalda, y sin hacer ruido. Aquello le ponía nervioso. Pero la respuesta del desconocido le puso aún más nervioso.
- Yo odio a los ingleses. Esos hijos de perra son falaces, taimados y unos hijos de Judas hasta la médula.

Pat sintió que no era bueno cabrear a aquel individuo...
- Joder, ¡Yo SÍ que odio a los putos ingleses!. Si serán cabrones, con todo eso del criquet y el rugby... vamos, ¡unos cerdos de primera!. Pero yo soy americano, tío.

- ¿Americano? -de nuevo a su espalda.

- Sí joder. Somos los putos enemigos de los ingleses... ¡le dimos por culo en la guerra de independencia!

- Ah, sí. América. He oído hablar de ella. Una vez me dijeron que el norte fue poblado por toda la mayor suciedad inglesa... sus pordioseros, prostitutas, ladrones, asesinos... . ¿Ese es vuestro país, señor Patrick Coolidge? ¿un país de sucios asesinos de origen inglés? Pat no recordaba haber dado su nombre a aquel tipo...

- Sí, ¡digo, no! ¡O sea, sí, soy americano!. ¡Pero de origen Irlandés!

- Ah, eso cambia la cosa. Los Irlandeses siempre fueron buenos cristianos, respetuosos y honorables...

Pat se relajó. Joder, nunca se alegró tanto de tener sangre irlandesa en sus podridas venas.

- Y, decidme, señor Patrick Coolidge. ¿Qué hacéis aquí?. ¿Qué buscáis, mi sangre o el secreto que oculta mi Catedral?

Pat volvió a estremecerse. Joder, aquel tipo era el Guardián.

- Yo no busco una mierda, tío. Soy un jodido turista, se lo juro por mi sangre.

- Pardiez, cuán deslenguado sois. Creo que primero os cortaré la lengua -Pat comenzó a sudar- y se la daré a comer a los perros. En fin, voto a tal, que pronto amanecerá y quiero disponer cumplidamente de vos antes de dormir. Os diré lo que voy a hacer: os plantearé un acertijo. Si acertáis, os revelaré lo que guardo en la Catedral.

Pat sintió como, por vez primera desde su conversión, comenzaba a sudar. Sudor sanguíneo.

- ¿Y si no acierto?

- Bueno, entonces os entregaré como presa para mi fiel Domingo. Creo que lo conocisteis en la calle... ¿Hermano Domingo?, salid para que este inglés os pueda ver.
De entre las sombras, una figura (que parecía formar parte de la Catedral) volviose animada. Una espantosa figura de piedra y enormes alas correosas avanzó hasta ponerse al alcance visual de Pat.

- Joder... una puta Gárgola Tremere.

- No exactamente, señor Patrick. El Hermano Domingo ya no pertenece a los Tremere. Ahora es mi fiel servidor. Comprendedlo, yo no puedo abandonar la Catedral, pero sigo necesitando la sangre para seguir con mi amargada existencia... . El Hermano Domingo se encarga de proporcionarme ese sustento. No es muy hablador, pero sí muy eficaz.

- ¿Y la adivinanza?

- Por supuesto -la figura del Guardián de la Catedral se hizo visible. Era un hombre muy ancho de hombros, de alrededor de metro ochenta de estatura y complexión fuerte. Era moreno de piel, y tanto sus ojos como sus cabellos eran casi azabaches, de tan negros. Su rostro era serio, y vestía un elegante traje negro. En su mano derecha, llevaba una gran espada desenvainada. Pat no se hizo ilusiones; si el tipo había abandonado las sombras era porque se sabía superior-, el enigma. Decidme, inglés. ¿Qué animal se despierta a cuatro patas, a mediodía camina a dos y por la noche lo hace a tres?

Pat tuvo que hacer verdaderos esfuerzos para no reír.
- Joder, el hombre. Por la mañana a va gatas, por la tarde a dos, y por la noche con el bastón, a tres. La hostia, está tirado. Eso es más viejo que la cocacola.

El Guardián frunció el ceño.

- La... ¿cocacola?

- Sí, tío. Que esa adivinanza la sabe todo dios, que ha salido por la tele no sé las veces, con toda esa mariconada de la esfinge y demás... vamos, hombre, esperaba algo mejor...

- Vaya -murmuró para sí el guardián-, por eso de un tiempo a esta parte todos daban con la respuesta... tendré que cambiar el acertijo...

- Lo que tú digas, tío. Pero yo he acertado tu puta adivinanza. Ahora ¿cumplirás tu parte del trato?

El Guardián sonrió.

- Por vida de Dios que sí. A fe mía que conoceréis el secreto que oculta la Catedral de Valencia. Después, seréis mi alimento. Desgraciadamente, hace años que no pruebo la sangre mortal, la encuentro demasiado... diluida.

Pat tragó saliva, para acto seguido negar repetidamente con la cabeza. Por último, lanzó un desesperado alarido. Murió, de forma definitiva, tres noches más tarde, cuando su mente había ya enloquecido.

xxxx

"Chino" llevaba varias horas corriendo. Tras alcanzar la orilla, había dirigido sus pasos hacia el almacén, con la estúpida esperanza de encontrar a "Músculos" todavía por allí. El cuerpo sin cabeza de su compañero estaba allí, en efecto, pero ardiendo en una enorme pira. Los bomberos no aparecieron en el lugar en toda la noche. Por supuesto, tenían cosas mejores que hacer. Cuando trató de acercarse a la ciudad, casi pierde la cordura. ¡Los habitantes de Valencia estaban quemando los Monumentos a los que llamaban Fallas! ¡A todos ellos sin excepción!. La ciudad era una terrorífica hoguera gigante... demasiado para los castigados nervios de "Chino". Desde entonces había estado corriendo. Ahora, al recuperar la cordura, supo lo debía hacer: Tomar un taxi y salir pitando de aquella ciudad de locos camino del aeropuerto... Joder, que allí había mucha mala leche...

No escuchó los aullidos hasta que era demasiado tarde. Ante él, como de la nada, apareció la terrorífica figura de un vástago, bajo pero enorme, de voluminosos músculos y harapientos ropajes. El vástago tenía las orejas largas, terminadas en punta, colmillos prominentes y una gran cantidad de pelo espeso... y no sólo en la cabeza.

- Er... hola, tío -dijo "Chino"

- El Guardián es mío -sentenció en castellano Neto.

El Lobo había hallado su pieza.

Epílogo

Dentro del sarcófago, el Ser se revolvió, mas esta vez de íntima satisfacción.

Ahora, emplearía unas cuantas décadas para pensar en cómo devolverle la broma a Menele.

Adoraba el Juego.

Sintió el Sopor.