jueves, 13 de febrero de 2014

El currante de Leganés



EL CURRANTE DE LEGANÉS

No pasa ni un solo coche,
Ya pocos testigos cuentan,
Algunos valientes y otros recios
que no dejó una sola piedra,
los comerciales todavía padecen,
los técnicos la oficina dejan.
Pudiera ser un puesto de paso
Escuetas nominas sueltan
latigazos, en que se escuchan
de una cuenta corriente hueca,
lucen monitores de plasma
con su zumbido la voluntad quiebra
vagan, y aúllan los peros
del cliente y “sus perlas”:
en que tal vez en la campaña
han debido sufrir amnesia
que en misteriosos pedidos
otra petición, y a grito el lema,
“que con muchas gestiones cobros provoca
y de la factura pierden la testa”.
El panorama estaba sombrío,
Ya empezaban con que había “pellas”,
No dejando ni un momento,
y allá en la ofi, cual guerra
mal karma, se trabajaban
fuera de diario o fiestas,
y del pobre currillo
las grandísimas penas,
donde hace su labor y de paso
el del coordinador, tela marinera.
Sin dar lugar a reproches
Le quedaba la jornada entera
Aguantando al cliente
Y dando lo máximo como una fiera
Arreglando con mucho brío,
Demostrando su proeza,
A tientas y barrancas,
Con documentaciones obsoletas,
empresa de regida por cabrones,
pero los trabajadores suplen su incompetencia.
Súbito sonido de llamadas
descuelga y un ¡ay!, suspiró;
un ay iracundo, un ay
al saber cuál era la razón
que se trata de esa hiena
y otra incidencia nos asignó.
Un ¡ay!, tan rotundo
Para encomendarse a Dios.

El ruido
cesó,
escribe un nombre
ticket
actualizado,
el sendero
allanado
y por antojo
por un cigarro se ausentó.
Con prisa
y destreza
junto al muro
de un gimnasio
y en la sombra
se lo fumó.

Luego vuelve y sin falta,
Mejora su aptitud,
Para solucionar otro marrón
Tormentosa cruz
Que no quisiera, pero la vida es dura
y de noche sin más luz
que un monitor que alumbra
una imagen de Jesús,
atraviesa el embobado
el ratón en la mano aún,
que cliqueó todo perplejo
un script para salir de esta cruz.

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