viernes, 2 de diciembre de 2011

el precio de la libertad



El soldado puede observar aquellos rostros, ocultos en las tinieblas de su memoria. La mirada vacía de emoción y vida humana... el calor abandonando los cuerpos al ritmo que la sangre manaba de sus heridas. Puede recordar todavía el olor a carne quemada, el sonido del acero chocando y los tambores de guerra resonando... y además... lo echa de menos. a pesar de aquello en sus facciones no se reflejaba alegría, gozo ni orgullo ya que a pesar de poder recordar todo aquello... era incapaz de recordar porque se embarcó en todas esas batallas, porque arriesgó su vida... a su mente simplemente acude la etérea silueta de una persona... pero era incapaz de recordar su rostro, sus ojos... y peor aun... era incapaz de recordar lo que sentía por esa persona... y ahora son simplemente recuerdos que flotan en el aire como el olor a putrefacción... en la cumbre del destino se encontraba él... luchar por esa quimera, leyenda... la libertad... y olvidar su existencia después al ser atado por la servidumbre y el vasallaje. Era una broma de mal gusto que obraban los dioses desde arriba. Ningún hombre debía de asemejar su libertad a la cantidad de ducados en su posesión, pero ese era el ideal de libertad que alcanzaron con su victoria... pírrica.

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