sábado, 3 de diciembre de 2011

para la depresión...


No se deje engañar: no existe redención

Las horas se ciernen,

Y el cielo se tiñe de azabache

Para anunciar el final del día y de la vía


No se deje reducir,

Que a la hora de vivir

Es mejor hartarse

Antes de que se cierre el grifo,

Antes de que cese el manantial de la vida


No se deje tranquilizar

Que no queda ya apenas tiempo,

Del ambulatorio al cementerio.

Es mejor embriagarse con la existencia

Antes de que se dé por pérdida

viernes, 2 de diciembre de 2011

el precio de la libertad



El soldado puede observar aquellos rostros, ocultos en las tinieblas de su memoria. La mirada vacía de emoción y vida humana... el calor abandonando los cuerpos al ritmo que la sangre manaba de sus heridas. Puede recordar todavía el olor a carne quemada, el sonido del acero chocando y los tambores de guerra resonando... y además... lo echa de menos. a pesar de aquello en sus facciones no se reflejaba alegría, gozo ni orgullo ya que a pesar de poder recordar todo aquello... era incapaz de recordar porque se embarcó en todas esas batallas, porque arriesgó su vida... a su mente simplemente acude la etérea silueta de una persona... pero era incapaz de recordar su rostro, sus ojos... y peor aun... era incapaz de recordar lo que sentía por esa persona... y ahora son simplemente recuerdos que flotan en el aire como el olor a putrefacción... en la cumbre del destino se encontraba él... luchar por esa quimera, leyenda... la libertad... y olvidar su existencia después al ser atado por la servidumbre y el vasallaje. Era una broma de mal gusto que obraban los dioses desde arriba. Ningún hombre debía de asemejar su libertad a la cantidad de ducados en su posesión, pero ese era el ideal de libertad que alcanzaron con su victoria... pírrica.